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Yo, hijo de vecino, intención (no mucha) de excelencia, ambiciones -estas si exageradas- de felicidad, quiero creer en cierta medida bueno y muy seguro de que en otra muy amplia malo. Hablo sin pensármelo mucho pero honestamente, expresión viva de mi especie (chilango), hombrecito del verbo me la rajo con cualquiera, derecho (sin albur) y otros defectos que no tiene caso comentar. Tanto gusto.