Carros
Ayer por la noche salí a cenar. El gallo pitagórico es un restaurante muy bueno, si pueden vayan y no se defraudarán. Ubicado en una casa vieja, como todas las del centro de Guanajuato, tiene una vista excelente además de un buen cocinero. Lo malo es llegar, hay que sufrir 1000 escalones empinadísimos, luego de una callecita igual de cansada. Los mejores lugares (según mi opinión): A un lado de las ventanas,además de la vista, suben los olores de la cocina que está en el piso inferior; los panes propios, servidos con aceite con especias nomás pa'brir boca, las pastas, los cortes, un vaso de vino (o cheve si no andas de mamila) y ya está. Un barecito en la azotea te da la sensación de jet-set (no se por qué, será que te ves y entonces te sientes por encima de los demás o así me imagino el Jet-Set). Cuando estoy aquí trato de comer al menos una vez en él y ayer era le fecha. No contaba con su astucia. Ayer a las 8:00 PM fué la arrancada del RALLY INTERNACIONAL GUANAJUATO-LEON; el centro ya de suyo es intransitable a ciertas horas, pero con unas cuantas calles cerradas se vuelve una locura. La ignorancia no siempre es una bendición, sin mapa o un natural de guía puedes caer en las garras de bestias espeluznantes que habitan los subterráneos desde tiempos de la primera inundación. Si abres la ventanilla, sentirás su aliento pestilente y su acecho interminable aunque no los puedas ver. Una hora para conseguir estacionamiento a 5 Kms del centro. La fuerza está con los Jedi.
Llegada a la plaza central y un tumulto sin explicación (en ese momento yo no sabía que transa), me acerco. Acelerones, forrazos y otras que pasan, propaganda suficiente para opacar una campaña electoral en el DF, ríos de cerveza (LA cerveza es: Corona) antes y después de ingerida, chingo de gente a las vallas vitoreando cada acelerón, reflectores que te dejan ciego, y claro, que la mayor ovación se la llevó RICARDO TRIVIÑO, nuestro campeón en la justa y mexicano sabedor que un viva México le ganaría toda la raza. Casi se cae el teatro Juárez. Como seguramente el clímax del evento era el antedicho, decidí huir par evitar tumultos al final (chilango previsor), era tarde para ir al restaurante y como dije, la ignorancia puede ser peligrosa, yo desconozco las antesalas infernales que son los túneles guanajuatenses, de manera que me encontré camino a Marfil (pueblo cercano) que está para el otro lado. Lluvia. Luego de muchas vueltas y otra hora para dar con el camino correcto, llegué con hambre y sueño al hotel. Unos panquecitos y leche con chocolate hicieron mis delicias. 11:30 y yo despierto. Mañana puede ser un gran día. Es nuestro deber.
Llegada a la plaza central y un tumulto sin explicación (en ese momento yo no sabía que transa), me acerco. Acelerones, forrazos y otras que pasan, propaganda suficiente para opacar una campaña electoral en el DF, ríos de cerveza (LA cerveza es: Corona) antes y después de ingerida, chingo de gente a las vallas vitoreando cada acelerón, reflectores que te dejan ciego, y claro, que la mayor ovación se la llevó RICARDO TRIVIÑO, nuestro campeón en la justa y mexicano sabedor que un viva México le ganaría toda la raza. Casi se cae el teatro Juárez. Como seguramente el clímax del evento era el antedicho, decidí huir par evitar tumultos al final (chilango previsor), era tarde para ir al restaurante y como dije, la ignorancia puede ser peligrosa, yo desconozco las antesalas infernales que son los túneles guanajuatenses, de manera que me encontré camino a Marfil (pueblo cercano) que está para el otro lado. Lluvia. Luego de muchas vueltas y otra hora para dar con el camino correcto, llegué con hambre y sueño al hotel. Unos panquecitos y leche con chocolate hicieron mis delicias. 11:30 y yo despierto. Mañana puede ser un gran día. Es nuestro deber.
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