Cada día que te veo (y me hago el loco)
A veces me dan ganas de hablarle, porque la verdad se me hace un poco pesado ignorarla todos los días, pero entonces recuerdo que fué ella la que me mandó al carajo, que me pidió "ya no me molestes" "Ya no seas llevado". Llevado yo? Llevada tu chingada madre.
Y es así como cada día al pasar nos vemos las caras de reojo, nos ignoramos olímpicamente, nos arrepentimos de de nuestro orgullo y luego nos acordamos de los motivos y más nos odiamos. Y digo que "nos" porque con el rabillo del ojo he visto el rabillo de su ojo, mirándome del mismo modo que la miro yo y nos dejamos de ver cuando nos damos cuenta de que nos estamos viendo, y al pasar siento lo mismo reflejado.
Ni que deveras invitarla a salir hubiera sido la gran ofensa, debí declamarle un poema de Sabines como si se me acabara de ocurrir, seguro se la traga, o quizá debí llegar pisando fuerte sin pedir permiso, igual y hubiera accedido. Que bueno que no lo hice, porque si es capaz de eso a las primeras de cambio, ya me imagino el infierno de vivir a su lado.
La cosa es que ya logramos ser unos extraños, de ésos extraños que ves todos los días, de los que sabes la historia y nunca dejan de ser extraños, porque así lo has elegido, porque no ha quedado otro remedio, porque somos demasiado tontos para otra cosa. Que se le hace.
Y es así como cada día al pasar nos vemos las caras de reojo, nos ignoramos olímpicamente, nos arrepentimos de de nuestro orgullo y luego nos acordamos de los motivos y más nos odiamos. Y digo que "nos" porque con el rabillo del ojo he visto el rabillo de su ojo, mirándome del mismo modo que la miro yo y nos dejamos de ver cuando nos damos cuenta de que nos estamos viendo, y al pasar siento lo mismo reflejado.
Ni que deveras invitarla a salir hubiera sido la gran ofensa, debí declamarle un poema de Sabines como si se me acabara de ocurrir, seguro se la traga, o quizá debí llegar pisando fuerte sin pedir permiso, igual y hubiera accedido. Que bueno que no lo hice, porque si es capaz de eso a las primeras de cambio, ya me imagino el infierno de vivir a su lado.
La cosa es que ya logramos ser unos extraños, de ésos extraños que ves todos los días, de los que sabes la historia y nunca dejan de ser extraños, porque así lo has elegido, porque no ha quedado otro remedio, porque somos demasiado tontos para otra cosa. Que se le hace.
6 comentarios
Paco -
Paula -
Paco -
Rayos! se me olvida que eso terminó en una patada en el trasero!
Paula -
Paco -
La niebla es involuntaria...
Paula -