Nieve!
Por primera vez en mi (ya de por sí ñoña) vida, he visto caer la nieve. Nevar. Ha sido genial, porque no era una tormenta, sino una nevada gentil, amable, copos del tamaño del polvito, ligeros, tibios, que caían sin fuerza -yo me imagino que si está más grandes, caen más violentamente- y sin pausa. 2 pulgadas la hora y yo que no soy friolento, solamente puedo estar afuera un rato, deseando tirarme de espaldas, y tener a alguien a quien arrojarle una bola en la cabeza. Esos días quedaron atrás.
Ahora, me conformo con sentir la nieve en la cara, sentirme vivo, agradecer no haber muerto antes de verlo y sentirlo yo mismo. Otras cosas vendrán.
Ahora, me conformo con sentir la nieve en la cara, sentirme vivo, agradecer no haber muerto antes de verlo y sentirlo yo mismo. Otras cosas vendrán.
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