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Desconcierto

Historia sin título (1)

"¿Que hubieras hecho?" y en sus ojos había una súplica desamparada, sin rastro alguno de orgullo, sin la vanidad que siempre había mostrado, ganas de que le dijera algo para tener de que aferrarse. Y es que últimamente estaba que se la cargaba, pues él cada vez hacía menos caso, cada día llegaba más tarde y cuando no, algo tenía que hacer pues terminaba muy cansado para voltear a verla. "Así no se puede" pensó, "una tiene necesidades emocionales, y físicas también pero ésas como sea se controlan", desesperada y con la sangre como atole hirviendo. "Lo que no se puede controlar es el odio de verlo llegar tan fresco como si nada, saludar sonriéndome (creo que se burla) y cenar y echarse a dormir igual que un leñador", "pasé por la etapa de vestirme provocativa, por la de la ternura, es más, ya hasta le había pedido más atención directa". Andrés no reaccionaba.
"Por eso y por la espinita que me quedó clavada le llamé", hacía ya bastante tiempo que no se hablaban. Aunque siempre había estado pendiente de su vida, jamás quiso acercarse pues cada acercamiento sacaba chispas, nos quisimos mucho, pero cuando nos enojamos casi nos odiamos. Por eso supe que Andrés no se casaba todavía, aunque llevaba algún tiempo con su novia.
-...Hola... Casi le cuelgo en ése momento, pero hubiera sabido que era yo.
-...¿Quién habla? Creo que sabía, pero no lo podía creer.
-¿No te acuerdas de mi? En ése momento quise morir, dándome cuenta de que igual me olvidó y me sentí completamente estúpida.
-¿Karina...? Casi pude sentir su sonrisa en la voz, y la sangre me volvió al cuerpo.
-Si, que tal Arturo. Yo también le sonreí.
-Que onda! ¿Cómo estás? En eso me quise morir de nuevo, si su sonrisa era triunfalista...
-Bien gracias, nomás saludándote. Decidí ser cautelosa.
-¿Quién te dió mi teléfono? Allí supe que mi cautela era la de un pollo, esa pequeñez me desenmascaraba, claro que sentí su sonrisa fanfarrona.
-Llamé a casa de tu madre y ella me lo dió. Que buen lance: Completamente obvio, inocente y me dejaba super bien parada.
-Ah...bueno ¿Que tal te ha ido? Casi pude ver como su cara se agriaba, ahora yo era quien sonreía triunfal.
-Pues que te parece si nos juntamos a comer y platicamos...Ataque agresivo: Rápido, duro y a la cabeza, que no piense ni se de cuenta.
-Tu dime cuando...Antes de que dijera más, interrumpí para quedarme con la ventaja que siempre me daba, así fué desde el principio.
-Mañana a las 2:00 en "La catrina". Que le dé miedo llegar. Ése era el restorán al que fuimos desde la primer cita cada año que estuvimos juntos.
-Sale. Chin, demasiado rápido respondió, se me hace que no le da frío.
-Bueno, nos vimos.
-Hecho, hasta mañana.
-Hasta mañana.

En cuanto solté el auricular, corrí a preparar mi vestido antes de que Andrés llegara.

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