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Desconcierto

Parte 2 1/2 (Ya merito...)

La felicidad (dicen algunos) es por definición pasajera. A éstas alturas del partido lo menos que deseaba era hablar/pensar/hacer algo al respecto, yo en lo que de verdad estaba interesado era la muerte. No había otra cosa que me viniera a la mente cuando me acordaba de lo que me habías dicho, las lágrimas me salían completamente fuera de control a cualquier hora y por los motivos más insospechados: La viejita caminando lastimosamente me recordaba que mi único deseo era envejecer contigo, los perros peleando me recordaban que no tendríamos mascotas jamás, ver a mis hermanos pequeños era clavo ardiente para mis deseos de familia, los amigos (claro) me recordaban que los había abandonado para correr a sus brazos cada tarde que ella quisiera.
-Tengo que decirte algo. Un terror me recorrió la espalda porque sabía que nada bueno viene detrás de ésa frase.
-Que transa? dije, tratando de conservar la calma.
-Ven. Me abrazó y yo hundí la cara en su cabello (como tantas veces) para oler alivio instantáneo
-Mmmmmm...
-Ya eres un hombre... me separé para verme en esos ojos y le sonreí, ya la guardia inexistente de tan baja que la traía.
-Tú tienes la culpa, alegué mordiéndole las costillas para hacerla reír (siempre me gustó su risa).
-Espérate, lo que te voy a decir es en serio. Ahora si, estuve a punto de ensuciar los calzones.
-¿Uh...?
-Creo que debemos dejar de vernos...me quedé estupefacto, no podía ser cierto lo que mis oídos escuchaban.
-¿Qué...? Se ma hace que me quieres cotorrear...
-Es en serio, fíjate que Ernesto está empezando a sospechar porque no quiero estar con él como antes, además creo que es lo mejor.
Yo no daba crédito a mi cerebro, creí que alguna fiebre jarapellinosa me afectaba el razonamiento, no era posible que ella quisiera eso...
-¿Tu quieres que nos dejemos de ver? Espeté lo más expresivo que pude.
Pausa prolongada.
Creo que nunca 5 segundos me han parecido tan largos.
-Si, pero no creas...
-Que poca madre tienes ¿Porqué me haces esto? Ahora me estaba invadiendo también (proporción similar) una rabia que no podía explicar, no era que quisiera hacerle daño, pero estaba furioso contra algo.
-Cuando crezcas me comprenderás.
-Que crezca y te comprenda la más vieja de tu casa, yo lo que quiero es estar contigo cada día, que me amanezcas cada mañana, vivir y envejecer a tu lado..
-¡Escúchame!
-¡Ni madres! ¿Que quieres que te escuche? ¿Que ya no me quieres más? ¿Que mejor me voy a la chingada? ¿Que terminaste prefiriendo a ese pendejo? ¿Qué te escucho? Ya estaba yo cayendo en la cuenta de que no nadamás no estaría yo con ella, sino que aquel ojete se la iba a quedar.
-Quiero decirte que me alejo porque te quiero...
-¡No mames! Lo bueno es que no me amas, pues entonces me matarías a balazos, que lo que haces a final de cuentas es casi lo mismo ¿No te das cuenta?
-Sólo quiero que recuerdes que te quiero mucho, que toda la vida estarás en algún lugar de mi corazón.
-A mi que carajos me interesa tu recuerdo, por mí guárdatelo, dije mientras me vestía a toda prisa.
-Espérate Francisco, no te vayas así..
-"Chinga tu madre" pensé cuando bajaba la escalera. Iba echo una fiera, creo que hasta se me nubló la vista. Claro que bien pudieron ser los lentes, que uso desde los 7 años.
Al dar el portazo, sentí clarito cómo una parte de mí se quedaba para siempre en el secreto de aquella recámara, en los misterios de sus ojos y la profundidad de su cuerpo. Casi en cuando cerré la puerta de mi cuarto me solté llorando, bocabajo en la cama y en silencio para evitar las preguntas de los demás. Así me quedé hasta pasada la media noche, cuando me levanté decidido a saltarme a su casa y despertarla para aclarar de una vez por todas ese pedo. Por fortuna, mi papá estaba en la sala, yo creo que esperándome, pues alguien tendría que haber notado mi lamentable estado.
-Siéntate. Me sorprendió que mi jefe pudiera imprimir tanta autoridad a unas palabras dichas con calma.
-humfgk, refunfuñé y muy a fuerza me senté.
-¿Qué te pasa?
-Nada. Traté de imprimirle a mis palabras toda la frialdad del ártico.
-Es por una chava, ¿Verdad? En ése momento lo miré a los ojos y me solté llorando de nuevo, desconsolado por ver desnudado mi secreto doloroso.
-Si, dije sorbiéndome los mocos.
-Mañana que ya estés más tranquilo hablamos, ya vete a dormir.
Para la mañana siguiente yo no quería abrir la boca, pero de algún modo conservé la compostura de tal suerte que mi jefé se conformó con explicarme las cosas del clavo que saca otro clavo y ...

1 comentario

Paco -

No me acaba de gustar como quedó lo demás, así que para ya no hacerla de tos, paso ésta entrega