La ópera prima
Mis manos estaban tiesas, y eso era peor porque la cabeza me daba vueltas de tanto que tenía por escribir. El teclado cambiaba de tamaño y se reía de mi como poseso, viendo frustrados mis esfuerzos de comenzar la historia que me sacara del basurero donde vivo: Anonimato y mediocridad. De paso me podía sacar de jodido, que buena falta me hace. Ya me veía yo cobrando la beca de 2 o 3 fundaciones, de ésas que padrotean escritores; ya tenía la inspiración, ya tenía los motivos, ahora nomás me faltaba comenzar.
Estos dedos desgraciados, traicioneros, nomás no me dejan.
Volteo y la veo, dormida tranquila, confiando en mi (poco) talento. Si eso fuera todo, estoy seguro que me seguiría queriendo si no me vuelvo famoso. Pero nomás hay que ver al pinche García Márquez, que con unas crónicas pedorras, se ha cobrado lo que quiso; ya famoso, contaré cómo me afectó cada hoja que cayó del árbol del patio donde jugaba de niño, la manera sutil en que me influyó el estilo de José Agustín, los resabios de cuentos infantiles que se cuentan por decenas en mis (escasas) letras.
Además ya me estoy cansando de éste pinche depa tan clasemediero, tan gris, que nomás una ventana tiene, y 3 paredes de humedad, y un baño inservible, y un casero tan hijo de tal.
A ver, a ver...
Carla era ese tipo de mujeres que nunca se conforman con lo que tienen...
Nel, un cuento debe comenzar con un gancho, algo que ate a los lectores y les impida irse, una pinche ambiciosa no es muy buena idea...
Podemos hablar de sexo, que siempre interesa.
Una tragedia también llama mucho la atención, si es ajena.
Algo gracioso también sirve.
Hummmmmmm
Estos dedos desgraciados, traicioneros, nomás no me dejan.
Volteo y la veo, dormida tranquila, confiando en mi (poco) talento. Si eso fuera todo, estoy seguro que me seguiría queriendo si no me vuelvo famoso. Pero nomás hay que ver al pinche García Márquez, que con unas crónicas pedorras, se ha cobrado lo que quiso; ya famoso, contaré cómo me afectó cada hoja que cayó del árbol del patio donde jugaba de niño, la manera sutil en que me influyó el estilo de José Agustín, los resabios de cuentos infantiles que se cuentan por decenas en mis (escasas) letras.
Además ya me estoy cansando de éste pinche depa tan clasemediero, tan gris, que nomás una ventana tiene, y 3 paredes de humedad, y un baño inservible, y un casero tan hijo de tal.
A ver, a ver...
Carla era ese tipo de mujeres que nunca se conforman con lo que tienen...
Nel, un cuento debe comenzar con un gancho, algo que ate a los lectores y les impida irse, una pinche ambiciosa no es muy buena idea...
Podemos hablar de sexo, que siempre interesa.
Una tragedia también llama mucho la atención, si es ajena.
Algo gracioso también sirve.
Hummmmmmm
3 comentarios
Paula -
Paco -
Gracias, gachupina
:)
Paula -
Don Quijote comenzaba: [En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, ha tiempo que vivía...]
Marcel Proust (La fugitiva): ["¡Mademoiselle Albertina se ha marchado!" ¡Qué lejos va el dolor en la psicología! Mas lejos que la psicología misma.]
Franz Karfka (En la colonia penitenciaria): [-Es un aparato singular- dijo el oficial al explorador, y contempló co cierta admiración el aparato...]
La tragedia de Romeo y Julieta: [ CORO.- En la bella Verona, donde situamos nuestras escena, dos familias, iguales una y otra en abolengo, impulsadas por antiguos rencores....]
en fín... no veo en éstos principios nada extraordinario, nada que me ate o me impida irme... en todo caso, se me ocurre que tal vez ya puedes acabar de empezar... (frase que acabo de escribir contradictoria que sé que tiene un nombre definido pero no tengo ni puta idea, en todo caso tú me entiendes)... con ésa frase tuya tan hermosa: [ Volteo y la veo, dormida tranquila, confiando en mi.......... ]