El Percas
Al percas lo conocí lleno de cemento en CEMEX-Huichapan, creo que había ido a revisar algo al envase y uno queda empanizado si se atreve a pararse siquiera cerca del envase en una planta cementera. Me cayó bien pero me olvidé de él casi de inmediato que salimos de ahí. Tuve noticias suyas a través de Fabricio, que estuvo en un proyecto en Huichapan trabajando con él. Cuando Fabricio salió de DCI lo volví a olvidar.
Tiempo después lo encontré en Plaza del parque, con su novia al brazo. Saludos y todo y adiós.
Unos años después me enteré de que vendría a trabajar a DCI. Expectativa. Total que llegó, saludos y todo y a trabajar. Cotorreamos un par de veces y recordé que me simpatizaba, de manera que empezamos a hacernos cuates. Salimos a tomar unas cheves, a comer a veces y hemos acabado contándonos uno que otro cuento chino sobre los viejos tiempos. Es muy competitivo, el trabajo se lo toma a pecho y es capaz de no dormir si tiene un pendiente que le apure, a diferencia de miguel (irresponsable) que muchas veces me vale madre si algo no jala. Es buena persona, descendiente otomí como mi abuela materna, a veces nos dicen que parecemos hermanos, lo cual me parece absurdo aunque tengamos la misma altura, casi la misma complexión (yo soy más gordo) y ambos usemos gafas de lejos.
Percas es el culpable de que me haya metido a la escalada. Cuando trato de explicar porqué me gusta me doy cuenta de que la palabra no se me da. Algo debe haber con un miedo dominado que te hace sentir poderoso.
Y nada, que hemos ido a escalar algunas veces y mi graduación de principiante fué subir a ventanas (Sierra de Hidalgo, cerca de Pachuca) un domingo de otoño. Pelos y nudo en la garganta (y el asterisco) y ganas de bajar pero ahora me chingo por andar de hocicón y temblorina como si estuviera helando pero ándele ¿no que se la pelaba? y ganas de orinar pero ahora hasta que bajemos y ganas de gritar de terror pero para que se le quite lo valiente y paralizarse en la saliente porque vi para abajo pero por pendejo, para que volteas y ya mero llegamos pero está bien pinche lejos y ya nomás unos 200 mts puta madre pues cuánto es y ya estamos arriba y sonrisas y felicitaciones y abrazos. A huevo! Me la peló ésta pendejada! Soy una pistola.
Éstos momentos que arriba recordé, se los debo en mucho al Percas, no se si un día podré hacer por él algo para pagarle o corresponderle, espero que sí.
Luego de algunos años de caliente y desmadroso, conoció a Lety, comprendió que su lugar estaba a su lado y ha renunciado a las cosas que más le excitaban (no del modo que están pensando) para correr la aventura de su vida junto a ella. No hay hijos por ahora pero no está dicha la última palabra. Lety es literalmente la otra mitad de Felipe, la parte de la paciencia, de lo apacible, del futuro. No podían estar con alguien más a modo.
Tiempo después lo encontré en Plaza del parque, con su novia al brazo. Saludos y todo y adiós.
Unos años después me enteré de que vendría a trabajar a DCI. Expectativa. Total que llegó, saludos y todo y a trabajar. Cotorreamos un par de veces y recordé que me simpatizaba, de manera que empezamos a hacernos cuates. Salimos a tomar unas cheves, a comer a veces y hemos acabado contándonos uno que otro cuento chino sobre los viejos tiempos. Es muy competitivo, el trabajo se lo toma a pecho y es capaz de no dormir si tiene un pendiente que le apure, a diferencia de miguel (irresponsable) que muchas veces me vale madre si algo no jala. Es buena persona, descendiente otomí como mi abuela materna, a veces nos dicen que parecemos hermanos, lo cual me parece absurdo aunque tengamos la misma altura, casi la misma complexión (yo soy más gordo) y ambos usemos gafas de lejos.
Percas es el culpable de que me haya metido a la escalada. Cuando trato de explicar porqué me gusta me doy cuenta de que la palabra no se me da. Algo debe haber con un miedo dominado que te hace sentir poderoso.
Y nada, que hemos ido a escalar algunas veces y mi graduación de principiante fué subir a ventanas (Sierra de Hidalgo, cerca de Pachuca) un domingo de otoño. Pelos y nudo en la garganta (y el asterisco) y ganas de bajar pero ahora me chingo por andar de hocicón y temblorina como si estuviera helando pero ándele ¿no que se la pelaba? y ganas de orinar pero ahora hasta que bajemos y ganas de gritar de terror pero para que se le quite lo valiente y paralizarse en la saliente porque vi para abajo pero por pendejo, para que volteas y ya mero llegamos pero está bien pinche lejos y ya nomás unos 200 mts puta madre pues cuánto es y ya estamos arriba y sonrisas y felicitaciones y abrazos. A huevo! Me la peló ésta pendejada! Soy una pistola.
Éstos momentos que arriba recordé, se los debo en mucho al Percas, no se si un día podré hacer por él algo para pagarle o corresponderle, espero que sí.
Luego de algunos años de caliente y desmadroso, conoció a Lety, comprendió que su lugar estaba a su lado y ha renunciado a las cosas que más le excitaban (no del modo que están pensando) para correr la aventura de su vida junto a ella. No hay hijos por ahora pero no está dicha la última palabra. Lety es literalmente la otra mitad de Felipe, la parte de la paciencia, de lo apacible, del futuro. No podían estar con alguien más a modo.
1 comentario
Mario -
Saludos.