Por una bolsa
El alma se me desgarró cuando le vi dolerse de los golpes. Me arrepentí de haberle pegado, pero al mismo tiempo me convencí de que era necesario; si no, si me hubiera quedado sin hacer nada, hubiera sido yo el que sangraría tirado en la banqueta. No es que me falte piedad con los ancianos, pero últimamente ando pero que antes, y él me hubiera dejado sin comer y la verdad otro día sin bocado quién sabe si lo aguantaría; y es que desde hace un año que me dejó mi papá esperando en Legaria y Periférico (iba a comprar algo para comer) como que no me repongo. En el camino me iba diciendo que ya era un hombrecito, que las cosas en la vida eran muy difíciles, más desde que nació Paulita mi hermana (cuando me acuerdo de ella casi me dan ganas de llorar) y que yo tenía que saber superar los obstáculos de la vida. Algo por el estilo. Los primeros 2 días no me quería ni mover, porque yo sé que mi papá regresó a buscarme, lo malo es que al tercero llegó un poli a correrme y cuando le expliqué porqué no me podía ir me dió 20 varos y que se me olvida y que me voy buscando una fonda o algo donde comprar de comer. Cuando me sentí lleno me di cuenta de que no sabía por dónde había llegado y ni siquiera sabía el nombre de la calle.
A los 5 días encontré el crucero y me quedé una semana, hasta que me convencí de que algo le pasó a mi jefe o bien regresó y como no me vió se fué y no iba a regresar.
A los pocos días llegó el Robi, que se portó buena onda conmigo y hasta me invitó a dormir en su chante, que más bien es un registro de coladera aquí a dos cuadras. Me regaló de comer y hasta una bolsa para chemearnos. Al principio me sentí re gacho, pero a la tercera vez ya le fuí hayando el gusto.
Cada vez que se nos acaba la comida y tenemos que salir a chambear me acuerdo de que no me aguanté el hambre y por culpa de eso mijefe ya no me encontró. Me da un chingo de coraje y por eso como de mala gana, o a veces me guardo la comida y no como pa'que se me quite lo baboso, siempre que ya me empiezo a marear al caminar sé que debo sacar lo que me quede y comer para no dar el changazo. Pero de todas formas como de mala gana. Por eso cuando el pinche ruco me quiso quitar la bolsa con la torta de ayer me dieron ganas de molerlo a patines y trompadas, nomás que me detuve cuando ya lo vi tirado y chillando.
Mejor me voy a lavar más parabrisas, porque ya se me quitó el hambre.
A los 5 días encontré el crucero y me quedé una semana, hasta que me convencí de que algo le pasó a mi jefe o bien regresó y como no me vió se fué y no iba a regresar.
A los pocos días llegó el Robi, que se portó buena onda conmigo y hasta me invitó a dormir en su chante, que más bien es un registro de coladera aquí a dos cuadras. Me regaló de comer y hasta una bolsa para chemearnos. Al principio me sentí re gacho, pero a la tercera vez ya le fuí hayando el gusto.
Cada vez que se nos acaba la comida y tenemos que salir a chambear me acuerdo de que no me aguanté el hambre y por culpa de eso mijefe ya no me encontró. Me da un chingo de coraje y por eso como de mala gana, o a veces me guardo la comida y no como pa'que se me quite lo baboso, siempre que ya me empiezo a marear al caminar sé que debo sacar lo que me quede y comer para no dar el changazo. Pero de todas formas como de mala gana. Por eso cuando el pinche ruco me quiso quitar la bolsa con la torta de ayer me dieron ganas de molerlo a patines y trompadas, nomás que me detuve cuando ya lo vi tirado y chillando.
Mejor me voy a lavar más parabrisas, porque ya se me quitó el hambre.
2 comentarios
Paco -
No soy yo pero ahí estoy, sangrando en el piso, llorando de rabia, confuso y perdido. Como perro en el periférico
Paula -